Sobre cuevas. Oscuras, profundas y polirrítmicas.
Volvíamos una semana después a la inexplicable Penélope. La noche era fría, muy fría en estos últimos días de Noviembre. La cosa se presentaba muy death. Tras unas yonki latas y unas porciones de pizza para cenar entramos a la sala. Acababan de terminar los primeros teloneros y entramos cuando están cambiando el equipo para que toquen los segundos teloneros. Los polacos Decapitated. La sala está prácticamente llena y la gente responde muy bien. Decapitated tienen una base bastante sólida de fans y se nota. Empieza la contundencia que sería marca de la noche. Una noche muy death.
Sobre las diez de la noche salieron, entre mogollón de humo, los Suecos Meshuggah. Y con ellos, trajeron las llaves de las cuevas del inframundo. Antes de nada tengo que decir que, no estoy nada puesto en su discografía, con lo que me presentaba virgen al concierto. Y tras asistir, tengo dos impresiones con respecto al concierto, una positiva y otra negativa. Colegas músicos me habían hablado largo y tendido de su virtuosismo, y tengo que decir que lo flipé. Y esta es la impresión positiva de las dos. Ver en directo a Meshuggah significa asistir a un espectáculo casi de música de cámara, pero en clave death metal experimental. Me gustaría hablar de las virtudes de cada uno de sus miembros. Pero creo que no soy capaz. No soy capaz de separarlos uno a uno. Y es que Meshuggah es un todo. Técnicamente, es "El Todo". No sé, tengo la impresión de que cada uno toca una cosa diferente. Polirrítmica. Compleja. Pero mezclado, casa perfectamente. Y en eso radica su virtuosismo. En mezclar una voz gutural casi demoníaca, dos guitarras de ocho cuerdas súper graves, un bajo brutal con muchísimo protagonismo y una batería tocada por una especie de hombre pulpo. Y todo eso mezclado en la coctelera es Meshuggah. Y es que son muy buenos. Demasiado buenos técnicamente. Pero son tan experimentales que me acaban cansando. Y esta es la impresión negativa. Estoy seguro que viene por mi desconocimiento y mi falta de "escucha" de su trabajo. Pero después de la tercera canción me dieron ganas de coger una linterna y bajar por la cueva que abrieron hasta el infierno a buscar la oscuridad, la maldad. Tras la tercera canción todo se me hizo igual. Igual de oscuro. Igual de polirrítmico. Igual de Death.
Volvíamos una semana después a la inexplicable Penélope. La noche era fría, muy fría en estos últimos días de Noviembre. La cosa se presentaba muy death. Tras unas yonki latas y unas porciones de pizza para cenar entramos a la sala. Acababan de terminar los primeros teloneros y entramos cuando están cambiando el equipo para que toquen los segundos teloneros. Los polacos Decapitated. La sala está prácticamente llena y la gente responde muy bien. Decapitated tienen una base bastante sólida de fans y se nota. Empieza la contundencia que sería marca de la noche. Una noche muy death.
Sobre las diez de la noche salieron, entre mogollón de humo, los Suecos Meshuggah. Y con ellos, trajeron las llaves de las cuevas del inframundo. Antes de nada tengo que decir que, no estoy nada puesto en su discografía, con lo que me presentaba virgen al concierto. Y tras asistir, tengo dos impresiones con respecto al concierto, una positiva y otra negativa. Colegas músicos me habían hablado largo y tendido de su virtuosismo, y tengo que decir que lo flipé. Y esta es la impresión positiva de las dos. Ver en directo a Meshuggah significa asistir a un espectáculo casi de música de cámara, pero en clave death metal experimental. Me gustaría hablar de las virtudes de cada uno de sus miembros. Pero creo que no soy capaz. No soy capaz de separarlos uno a uno. Y es que Meshuggah es un todo. Técnicamente, es "El Todo". No sé, tengo la impresión de que cada uno toca una cosa diferente. Polirrítmica. Compleja. Pero mezclado, casa perfectamente. Y en eso radica su virtuosismo. En mezclar una voz gutural casi demoníaca, dos guitarras de ocho cuerdas súper graves, un bajo brutal con muchísimo protagonismo y una batería tocada por una especie de hombre pulpo. Y todo eso mezclado en la coctelera es Meshuggah. Y es que son muy buenos. Demasiado buenos técnicamente. Pero son tan experimentales que me acaban cansando. Y esta es la impresión negativa. Estoy seguro que viene por mi desconocimiento y mi falta de "escucha" de su trabajo. Pero después de la tercera canción me dieron ganas de coger una linterna y bajar por la cueva que abrieron hasta el infierno a buscar la oscuridad, la maldad. Tras la tercera canción todo se me hizo igual. Igual de oscuro. Igual de polirrítmico. Igual de Death.
No hay comentarios:
Publicar un comentario